¿Cómo sé que lo que viví… es una de las «noches oscuras del alma», y no una mala época, un trastorno temporal, o una depresión?
Lo cierto es que cuando me sobrevino esa experiencia, lo último en lo que pensaba era en ponerle nombre a ese «lugar»… profundo, oscuro, inhóspito, frío, solitario, y muy doloroso para el alma. Estaba absorto en que tenía que hacer las cosas bien…, si quería tan solo tener alguna oportunidad de salir de «allí», …sin saber en cuánto tiempo y en qué condiciones psíquicas se me concedería tal privilegio.
En mi caso… la «noche oscura del alma» que empecé a padecer con 18 años…, tengo que decir que fue el preámbulo para empezar a hacer un cambio profundo desde mi interior. Para mí… estar estudiando Arquitectura en Sevilla, me suponía el «pasaporte» para estar fuera del ámbito familiar y poder evolucionar por mi cuenta como persona. Pero en esas condiciones psíquicas, peligraba totalmente mi continuidad fuera…, y se cernía sobre mí la amenza de tener que volver a la casa de mis padres, con todo lo que ello suponía… (contado en apartados anteriores).
En el apartado «SINERGIAS DE LUZ» he colocado un subapartado llamado «Las noches oscuras del alma» donde expongo información complementaria a la de aquí, para que pueda entenderse mejor este tema, para mí… ¡totalmente determinante!
Según Nahuan Inti Waka, en su video de Youtuve «Portal para trascender»…, uno de los asuntos principales una vez que uno se encuentra dentro de «la noche oscura del alma», es tomar la alternativa entre «MEDICACIÓN» o «MEDITACIÓN». Aquí el asunto es que muchas veces cuando caemos en ese «estado», las personas más cercanas nos impulsan a la medicación, cuando la salida más recomendada y deseable es a través de la meditación. ¡Esta reacción de nuestros más cercanos, se suele producir por desconocimiento! Y uno de los principales motivos de mi testimonio, es arrojar LUZ al máximo de personas posibles, para que comprendar este estado, tanto en ellos como en otros más cercanos, y que puedan actuar en consecuencia de la forma más beneficiosa posible.
Carlos Fraga desde su programa «En buena onda» en el capítulo «La noche oscura del alma», nos recuerda la parábola de la Biblia donde se hace mención a «las noches oscuras del alma», relatando lo que le ocurre a Jonás cuando es tragado por la ballena. En un determinado momento, la ballena nos «traga» y permanecemos en su interior por un tiempo indefinido. Es indefinido porque no sabemos cuando «la ballena abrirá la boca» y permitirá que nosotros salgamos al lugar de donde habíamos sido extraídos. Este asunto último es un símil que tiene comparación con lo que nos sucede cuando salimos de ese estado, en el que realmente es la GRACIA DIVINA la que nos concede salir de «allí».
¿Cuándo la GRACIA DIVINA nos concede salir de ese estado? Por lo que tengo entendido, sucede muy parecido a cuando un gusano está haciendo su metamorfosis y transformándose en una preciosa mariposa. O cuando una cría está terminando de formarse dentro de su huevo. En cualquiera de las dos situaciones, el caso de la mariposa o de la cría que sale del huevo, salen cuando su transformación se ha completado. En el caso en el que intentásemos prestarle nuestra «ayuda» para que saliesen un poco antes de tiempo…, lo único que estaríamos haciendo sería… ¡matarles!
En el caso de la mariposa… si la sacamos cuando todavía no se ha completado su proceso de metamorfosis, estaríamos privándola de activar el riego sanguíneo hacia sus maltrechas iniciales alas. En ese caso al no hacer ese esfuerzo, terminaría sin tener fuerza suficiente en las alas para volar. Finalmente… caería al suelo, donde perecería irremediablemente.
En el caso de la cría que sale del huevo antes de tiempo, ¡le ocurriría algo similar…! Si el ave todavía no está formada…, la selección natural se encarga de que aquellas crías que no son capaces de romper el cascarón a su debido tiempo, terminen pereciendo. Y así evitar un miembro débil que prive de alimentos a sus congéneres, para que finalmente perezca. Si nosotros «ayudásemos» a que saliese antes de tiempo del cascarón…, estaríamos fomentando que una cría débil se juntase con sus demás miembros que han sido capaces por sí mismos de romper el cascarón y por tanto… ¡son más fuertes! Finalmente tendrían muchas más posibilidades de perecer que sus hermanos, solo que además habrían agotando parte de los recursos cercanos… habitualmente en escasez.
La FUENTE DIVINA… ¡como no puede ser de otra manera!, es la que determina cuando se nos concede la GRACIA DIVINA para salir de ese «estado». ¡No podemos saber en cuánto tiempo «humano» saldremos de ahí! Nosotros estamos aquí viviendo una experiencia humana, la cual tiene muchísimas limitaciones a la hora de representar nuestro «personaje» en el 3D.
Ahora que ha pasado bastante tiempo de aquello, sé que actué de manera adecuada en cuanto a no contar a mi familia, por entonces…, lo que me sucedía y dónde me «encontraba». En cuanto caí en ese estado, me di cuenta perfectamente que ya no era el mismo, sino que es como si se me hubiese trasladado a un lugar como el que he descrito antes: profundo, oscuro, inhóspito, frío, solitario, y muy doloroso para el alma. Por entonces yo llevaba casi un año estudiando fuera del ámbito familiar, del cual percibía un clima muy enrarecido, y muy hostil en general. Los motivos son los que he contado en el apartado anterior: «Mi pacto álmico con el alma de mi padre».
Cuando estaba finalizando mi primer año de estudios universitarios en el que todo se me estaba «torciendo» y estuve muy cerca de tener que abandonar dichos estudios si no aprobaba al menos una asignatura, un hermano se estaba replanteando ir a estudiar también a Sevilla… En esas circunstancias, en las que estimé que si yo había desembocado en esa situación impulsado precisamente por la influencia de mi familia, no me parecía oportuno transmitirles en la situación tan deplorable interiormente, psicológicamente y mentalmente, en la que me encontraba. Para mí era bastante obvio que la única mano que podían echarme por entonces hubiese sido para ingresar en el campo de la MEDICACIÓN.
¡Efectivamente…!, necesité más de cuatro años para reunir las fuerzas suficientes y haber mejorado lo suficiente, como para enfrentarme a mi familia y contarles lo que me había sucedido el primer año. Por entonces me quedé ahí… ¡no les conté más! Pero fue lo suficiente como para que mi familia se diesen por enterado de que algo bastante «gordo» me había estado sucediendo, y que ellos… ¡no habían hecho «nada» para paliarlo!, ¡aunque tampoco para empeorarlo…!
Fue entonces que mi padre me ordenó que fuese a la consulta de un Psiquiatra, que finalmente me detectó que padecía «tristeza interior», y en esa línea me recetó un tratamiento médico. Mi madre me preguntó que cuando iba a comenzar ese tratamiento médico. A lo que yo le dije que… ¡nunca!, ya que todo aquello se correspondía con algo que me había empezado a suceder varios años antes, que por entonces yo había tenido una gran mejoría por mi cuenta, y que dicho tratamiento médico para mí no era más que «papel mojado».
Hoy en día, a tenor de lo que cuenta Nahuan Inti Waka acerca de que la MEDICACIÓN no es el camino adecuado para evolucionar, se me confirma que el camino que recorrí por entonces fue bastante acertado para ir lo más directamente hacia la Luz, y no «despistarme» por el camino a través de una época con la medicación. Todo esa mejoría se la debo al descubrimiento de la Meditación Zen, cuestión que abordo en el apartado siguiente.
Iba contando que uno de mis hermanos se estaba planteando iniciar los estudios universitarios de Arquitectura en Sevilla al igual que yo, y yo acababa de ingresar en ese estado «profundo». Mis pensamientos eran que… por un lado el hecho de haber contado a mi familia como yo me encontraba no me iba a ser nada beneficioso y que por tanto si quería salir de «allí» algún día… ¡tendría que ser por mis propios «medios»!; y por otro lado que… si contaba como yo me encontraba, con este hermano en cuestión… que tenía serias dudas en ir a estudiar fuera de Málaga, muy probablemente habría habido una probabilidad elevadísima de que no hubiese estudiado Arquitectura en Sevilla, que dicho sea de paso decir… se consideraba por entonces una de las carreras universitarias más duras y largas en España. En ese último caso, también hubiera habido una probabilidad elevadísima de que durante toda mi vida me hubiese estado reprochando que al encontrarme yo en el estado psicológico en el que me encontraba… tomó la determinación de no hacer esos estudios. Tengo que decir que no solo terminó la carrera necesitando dos o tres años menos que yo, sino que luego hizo una oposición que aprobó, y desde entonces hasta la presente ha estado con plaza fija en el funcionariado como Arquitecta.
Ese estado de «noche oscura del alma» al principio lo viví con una enorme ira hacia mi padre sobre todo, y hacia mi madre en parte, porque para mí quienes habían generado el pésimo ambiente familiar eran los dos y no uno solo. No solo no debía contar cómo me encontraba, no solo estuve apunto de ser expulsado de la carrera universitaria , no solo
De cara al exterior sé que mi impresión era de ser una persona excesivamente reservada. Aunque para mí… era muy distinto. Es como si estuviese en estado de «supervivencia» permanente. En esa época, alguna persona cercana me llegó a preguntar que si yo era autista. Recuerdo también que en los primeros años de esta experiencia, tartamudeaba de vez en cuando. Y mi memoria… se me había quedado bastante afectada. Cosa que con el tiempo pude ir recuperando, aunque solo en parte.
